La transformación digital está innovando diversos ámbitos del sector de los seguros, lo que permite a las empresas incorporar soluciones digitales. Así, el sector experimenta un notable aumento de la eficiencia operativa, mientras que las partes se benefician de opciones de servicio más rápidas, transparentes y personalizadas a través de plataformas digitales.
La transformación también está afectando a la competencia en el sector. De hecho, la competencia en el sector ha cobrado impulso con las innovaciones tecnológicas, favoreciendo a quienes se adaptan a los últimos avances digitales. Las empresas que han adoptado la transformación han consolidado sus posiciones en el mercado, demostrando a las empresas tradicionales y conservadoras que adaptarse a los estándares digitales es esencial, no opcional, para seguir siendo competitivas. Por ejemplo, la integración de herramientas avanzadas de análisis y controladas por IA facilita la predicción y detección de riesgos, junto con soluciones de seguros que cambian radicalmente el paradigma de los servicios de seguros tradicionales.
Como ocurre con cualquier innovación, estas ventajas exigen que las partes sean más cuidadosas y diligentes en los aspectos sistémicos y jurídicos. De hecho, el establecimiento de estos complejos sistemas normativos puede dificultar la protección de los datos de los clientes de seguros. Es crucial garantizar la protección de los datos desde el principio y asegurar los derechos de las partes implicadas en caso de infracción.
Aunque se subestima la importancia de contar con redes seguras, dado el aumento de los riesgos cibernéticos, se ha vuelto vital que las empresas utilicen métodos avanzados de cifrado que protejan los datos de accesos no autorizados. Estas tecnologías de cifrado codifican la información de los clientes y garantizan su confidencialidad y seguridad durante la transmisión y el almacenamiento.
Por ello, todas las tecnologías de procesamiento de datos deben cumplir las leyes nacionales e internacionales de protección de datos que estipulan cómo se procesarán, almacenarán y compartirán los datos para garantizar una relación sana y segura entre las partes.
Por último, recomendamos la revisión constante de los protocolos de ciberseguridad por parte de un profesional jurídico y el uso de protocolos adicionales si fuera necesario para identificar y minimizar las vulnerabilidades.